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viernes, 16 de septiembre de 2022

Te invito a un nuevo espacio: La crónica espectral

 

Hace un tiempo no publico por aquí porque estaba trabajando en un proyecto que me hace mucha ilusión. Y eso me lleva a cambiar el canal e invitarte a este nuevo espacio.

La crónica espectral es un newsletter/boletín semanal que se publicará todos los viernes al medio día hora de Madrid (unas 6 ó 5 horas menos en la costa este de América). En ella estaré publicando mis trabajos más recientes, aparte de comentarios, reflexiones y curiosidades que vayan surgiendo. El primer libro que estoy publicando es Antro del hueso, un poemario por entregas. Además esta semana se estrena una nueva sección en la que incluiré narrativa corta: Señales de niebla. Puedes leerlo todo aquí:

La crónica espectral 

Como se trata de un formato de envío a correo quizás quieras suscribirte gratuitamente para no perderte las entradas.

En cualquier caso, me gustaría verte por el nuevo espacio y que me des tu opinión. El lugar ha cambiado, pero sigo haciendo lo mismo: escribir historias y versos en registros de ultratumba. Si no han cambiado demasiado tus gustos desde la última vez que me leíste podemos encontrarnos en la La crónica.

Nos leemos allí.

 

Desde la tinta y desde el hueso,

 

Rosalina


 

 

 

viernes, 9 de abril de 2021

La composición de la descomposición

En una entrada anterior mencioné el concepto de kusōzu, una observación o meditación proviniente del budismo y cuyo concepto fue trasladado a la pintura en el Japón del siglo catorce. Hoy la ciencia de la investigación ha rescatado ese concepto para otorgarle una visión enteramente científica y estudiar cómo ocurre la descomposición humana.

Un cementerio a cielo abierto, como antes, pero...

El enfoque es totalmente diferente: no se trata de un trabajo espiritual, sino material. Los  cuerpos están dispuestos en diferentes terrenos con el propósito de observar cómo, entre otras cosas, el ecosistema interactúa con el cadáver. Esto hace que el grupo de investigadores sea diverso incluyendo a antropólogos forenses, tafónomos, microbiólogos, géologos y otros más. Los cadáveres son de personas que voluntariamente donaron sus restos a la ciencia o bien de personas que nadie reclama, lejos del concepto femenino que se encuentra casi en exclusiva asociado al kusōzu.


 "Body of a Courtesan in Nine Stages," por Kobayashi Eitaku, ca. 1870

Las granjas de cadáveres

Así le llaman a estos centros de estudio, populares en Estados Unidos pero no exentos de polémica ya que hay un público que no ve del todo bien la práctica, sobretodo vecinos inmediatos. Dos de ellos con mayor renombre son el Forensic Anthropology Center de la Universidad de Tennesse o el Texas State Forensic Anthropology Centre. También están presentes en otros países como Reino Unido y Australia. Lo de "granja de cadáveres" es por el libro de la famosa escritora de suspense Patricia Cornwell, del mismo nombre.

La composición de la descomposición

La intención de estas granjas es ahondar más en lo que ocurre con nuestra materia orgánica después del último segundo de vida, un intento por componer ese cuadro de miles de procesos que surgen cuando se pierde la vida y cambia radicalmente el orden de las cosas.

Información tomada de Funeral Natural

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El kusōzu es el motivo central de la nueva edición de Cadáver de bailarina que saldrá próximamente con la editorial Gnomo. Más detalles en breve.

domingo, 31 de enero de 2021

Contemplation on the Nine Stages of a Decaying Corpse/Las nueve etapas de la descomposición

 

Contemplation on the Nine Stages of a Decaying Corpse 

Attributed to Su Tongpo (translated by Fusae Kanda)

1. Newly Deceased

Usual complexion paled during sickness. Fragrant body is as if sleeping. 

Beloved old friends sti1l stay. The spirit has already departed. 

A beautiful face quickly fades as flowers in the third month. Life is brief like falling autumn leaves.  

No difference between youth and old age. No escape later or sooner, faster or slower.

 2. Distension 

The distension makes the newly deceased hard to identify. After only seven days, mere vestiges of the [original] appearance remain.

The rosy face has turned dark and lost its elegance. The raven hair, first withered, is now tangled with grassroots.

 Six organs are putrefied and the corpse pushes out beyond the coffin. The limbs have hardened and lie on the deserted field.

 The field is desolate, and no one is present. The spirit has gone to the other world in solitude.

 3. Exudation of Blood

Bones are broken, and sinews have ruptured. Now, the corpse is in a north province. The appearance has changed, and it is beyond any thoughts.

The rotten skin has destroyed the face with beautiful eyebrows. The blood exudes suddenly from the putrefied inner organs.

Transience in this world appears with time. Impurity of the body emerges at this moment.

At this time, close friends abandon the body and leave it in vain. It is as if the sad, cold wind is mourning. 

4. Putrefaction

Even if the ocean can cleanse, at the stage of putrefaction, how can it?

White maggots are crawlinginside. Countless green flies are  active on the corpse.

Wind transmits the smell to far distances. The moon lights the naked corpse in the long night.

How sad are the old and new bones beside the grave.

They have accumulated, but nobody knows their names. 

5. Discoloration and Desiccation 

What a pity, beside the accreted tomb mounds. The countenance has finally disappeared, and the ridges of the sinews and joints are shown.

The remaining flesh lies on still half  green spring grasses. The remnants of skin become bluish black before the evening wind.

As autumn rains wash the skin away, the bones finally appear. When the morning sun rises, the rays are about to piercet the head. 

Unwillingly it is becoming another object in the field with this appearance. How painfully will it circulate in the world after death for alongtime!

 6. Consumption by Birds and Animals 

Despite rare visitors in the field, there is life; the beasts competing for the corpse cannot be forbidden.  

The corpse is swollen and the putrefied organs are apparent in the morning. The sounds of tigers and wolves eating are heard in the evening.

Hungry dogs are barking in the cemetery. Greedy birds are gathering in the abandoned grove.

The desire that flourishes in this world is a dream of dreams. But how can we blame desire? 

 7. Skeleton 

Even though a single stone has yet to be set up, the corpse continues to rot. Five parts are still connected to the body.

A drinking cup, broken, sits at the side of the pillow. Tatters of the robe barely cover the body; the rest is transformed into dust.

The corpse used to be a courtly beauty, but is now a skeleton in the desolate field.

The moon over the field is misty in the clouds and rain.Through the night it is a spirit protecting the corpse that cries aloud.

 8. Disjointing 

The scarce ivy finally covers the bones. Since some are scattered and others are spread apart, their origin cannot be traced.

The nails and hair are strewn all over, filling the field. The decomposed head is in the weeds.

Year by year, rainy evenings at the western canyon have decayed the corpse. The storm at Mount Tai scattered it everywhere.

Immediately the corpse was transformed into dust in the field of Longmen. Who knows if [the person] thrived or withered, or whose coffin this is. 

9. Tumulus

All five principles [Sanskrit:skandha] are originally valueless. What causes us to love the present body? 

The spirits that were protecting the hill have flown away to the evening moon. The incapable spirits, having lost their bodies,whistle in the autumn wind.

At the pine hill, the name is inscribed, but the human form is gone. The bones are transformed into dust in the grassy field.


Las nueve etapas de la descomposición

Atribuido a Su Tongpo (traducción de Beatriz Pérez)

1. Shinshisō (la muerte reciente)

La tez habitual palidece durante la enfermedad.
El cuerpo fragante parece dormido.
Los queridos y viejos amigos se quedan. El espíritu ya ha se ha ido.
Un bello rostro se desvanece rápidamente como las flores en el tercer mes.
La vida es breve como la caída de las hojas de otoño.
No hay diferencia entre la juventud y la vejez.
No hay escapatoria, más tarde o más temprano, más rápido o más lento.

2. Hōchōsō (la distensión)

(…) La cara rosada se volvió oscura y perdió su elegancia.
El cabello negro como un cuervo, primero marchito, ahora está enredado con raíces.
Seis órganos se pudren y el cadáver empuja más allá de la tumba.
Las extremidades se han endurecido y yacen en el campo desierto.
El campo está desolado y no hay nadie presente.
El espíritu se ha ido al otro mundo en soledad.

3. Ketsutosō (la exudación)

(…) La apariencia ha cambiado, y está más allá de lo imaginable.
La piel podrida ha destruido la cara con sus hermosas cejas.
La sangre exuda repentinamente de los órganos internos putrefactos.
La fugacidad de este mundo aparece con el tiempo.
La impureza del cuerpo emerge en este momento.
En este momento, los amigos cercanos abandonan el cuerpo (…)
Es como si el viento, triste y frío, estuviera de luto.

4. Nōransō (la putrefacción)

(…) La carne que queda, descansa
en los pastos primaverales aún medio verdes.
Los restos de piel se vuelven negro azulado
antes del viento del atardecer.
A medida que las lluvias de otoño arrastran la piel,
los huesos finalmente aparecen.
Cuando el sol de la mañana sale,
los rayos están a punto de perforar la cabeza (…)

5. Chūshokusō (los gusanos)

(…) Los gusanos blancos se arrastran dentro.
Incontables moscas verdes se afanan sobre el cadáver.
El viento transmite el olor a grandes distancias.
La luna ilumina el cadáver desnudo en la larga noche.
Qué tristes son los viejos y nuevos huesos junto a la tumba.
Se han acumulado, pero nadie sabe sus nombres.

6. Tanshokusō (el consumo)

(…) El cadáver está hinchado y los órganos putrefactos
se hacen visibles por la mañana.
Los sonidos de tigres y lobos comiendo se escuchan por la noche.
Los perros hambrientos están ladrando en el cementerio.
Pájaros codiciosos se están reuniendo en la arboleda abandonada.
El deseo que florece en este mundo es un sueño de sueños.
Pero, ¿cómo podemos culpar al deseo?

7. Kossō (los huesos)

Aunque todavía no se ha colocado una sola piedra,
el cadáver sigue pudriéndose. (…)
El cadáver solía ser una hermosa cortesana,
pero ahora es un esqueleto en el campo desolado.
La luna sobre el campo está nublada por las nubes y la lluvia.
Durante la noche el espíritu que protege el cadáver llora en voz alta.

8. Jōkesō (el polvo)

(…) Año tras año, las tardes de lluvia en el cañón occidental
han descompuesto el cadáver.
La tormenta en el monte Tai lo esparció por todas partes.
Inmediatamente el cadáver se transformó en polvo (…)
Quién sabe si floreció o se marchitó, o de quién es esta tumba.

9. Kofunsō (la tumba)

(…) ¿Qué nos hace amar el cuerpo?
Los espíritus que protegían la colina
han volado hacia la luna del atardecer.
Los espíritus incapaces, habiendo perdido sus cuerpos,
silban en el viento de otoño (…)
La inscripción de la estela de piedra está desgastada e ilegible. (…)

 

 

viernes, 29 de enero de 2021

Inspiración: Fuyuko Matsui

 

En la tradición budista, los monjes y aquellos que buscaban la iluminación observaban cadáveres en descomposición para reflexionar sobre la fragilidad de la existencia humana y en la brevedad del ser. También les ayudaba a liberarse de las tentaciones de la carne. Los podían observar porque las tumbas eran a cielo abierto: se dejaban los cadáveres en las colinas para que la naturaleza hiciera lo que correspondía con ellos.

Keeping up the pureness

Esta costumbre fue llevada a Japón donde se extrapoló al arte. Desde el siglo 13 se pintan las nueve etapas de la descomposición de un cadáver y a esto se le llama kusōzu. Además existe un poema dedicado a este proceso del que existen dos versiones: una atribuido al escritor Su Tongpo y la otra al monje Kūkai:

(…) La cara rosada se volvió oscura y perdió su elegancia.
El cabello negro como un cuervo, primero marchito, ahora está enredado con raíces.
Seis órganos se pudren y el cadáver empuja más allá de la tumba.
Las extremidades se han endurecido y yacen en el campo desierto.
El campo está desolado y no hay nadie presente.
El espíritu se ha ido al otro mundo en soledad.

Hōchōsō (la distensión), fragmento de Contemplación de las nueve etapas de un cadáver en descomposición.

Esta tradición artística solo se conoce en Japón y en la actualidad solo la practica la artista Fuyuko Matsui. El trabajo de Matsui se distingue por pintar al estilo tradicional japonés (nihonga) cuyas técnicas se remontan a los tiempos imperiales (era Meiji, 1868-1912) concretamente sobre seda.

         Regeneration of a breached thought

 

Lo realmente es significativo en su trabajo cómo le ha aportado un enfoque feminista a un tema tradicionalmente asociado con la visión másculina. "Soy una mujer, conozco la realidad de una mujer" decía para el Financial Review en 2019. 

Engraved altar of limbs

 

Estoy descubriendo a Matsui y encontrando en su obra una inesperada fuente de inspiración para escribir.

 

 

 

Imágenes del website oficial de Fuyuko Matsui y de Japanese Modernism Across Media (Haverford Libraries)

Referencias:

Kusōzu, las nueve etapas de las descomposición

The Japanese artist redefining womanhood one brushstroke at a time

The Composition of Decomposition : The Kusōzu Images of Matsui Fuyuko and Itō Seiu, and Buddhism in Erotic Grotesque Modernity, Elizabeth Tinsley, (2017) Journal of Asian Humanities at Kyushu University.

Behind the Sensationalism: Images of a Decaying Corpse in Japanese Buddhist Art, Fusae Kanda (2005) in The Art Bulletin 87: 24.

jueves, 14 de abril de 2016

Crónica espectral #2: Ruinas do Carmo


Siempre que viajo procuro visitar cementerios, porque la parte “muerta” del lugar también es cultura viva y ver cómo la gente entierra a sus muertos a lo largo del tiempo te da una idea de cómo son ellos. Esta vez sabía que no tendría mucho tiempo para escaparme al cementerio, además la lluvia continua lo estaba destinando a la lista de imposibles desde primera hora. Lo olvidé.


Mi lista de museos por visitar incluía las ruinas de un convento medieval, que queda situado en el mismo barrio donde me estaba quedando. Una de las cosas que más llamó  mi atención es que aseguraba albergar una momia egipcia y dada mi fascinación con este mundo tenía que verla, sí o sí. Cuando entré descubrí para mi asombro que era un cementerio en toda regla y con muchos siglos de antigüedad. Quizás la momia era fallecido más notorio, pero allí descansaban los restos de mucha más gente.


Un poco de historia

El Convento de la Orden del Carmen de Lisboa fue fundado por Nuno Álvares Pereira, militar y religioso, en 1389. El edificio es la prueba viva más notable del gran terremoto que asoló a Lisboa en 1755. La tumba de su fundador y sus restos descansan allí. Fueron descubiertos en 1864, un año después de que Joaquim Possidónio da Silva fundase la actual Asociación de Arquéologos Portugueses. Se decidió que ese lugar albergara antiguas piezas de otros museos en ruinas. En 1756 se iniciaron unas obras de reconstrucción del convento que quedaron detenidas para siempre en 1834 por la extinción de las órdenes religiosas en Portugal. Cuando se baja del elevador de San Justa se aprecia una puerta con flores de lis: se trata de la porta real, era la puerta que conectaba con el Palacio de Avis, ya desaparecido.


Muertos y lápidas famosas

Los sarcófagos más bonitos en el inventario de museo son, probablemente, el de Don Fernando I (s. XIV) y el monumento funerario de Doña María de Austria (s. XVII). También albergan un fragmento de un friso del período romano, el sarcófago de las musas. Sin embargo lo que más llama la atención son las momias, de ambos lados del Atlántico. En urnas de cristal conservan y exponen la momia de un joven y una joven de Perú, del s. XVI. Sorprendente ver el buen estado de los dientes del ejemplar masculina  y más aún la extraordinaria conservación de la larga melena del ejemplar femenino. Luego, la estrella de la colección, la momia egipcia con su sarcófago medio roto a través del que se puede ver parte de los pies, que data de entre los siglos VI y II a.C. y que no tiene dinastía reconocida. Me queda la duda de  cómo llegarían estos objetos allí, pero no ofrecen mucha más información y no encontré mucho más en internet.


Así que al final encontré algo más que un cementerio. Y paró la lluvia; al final, ese día brilló el sol, quizás para dibujar las sombras de los arcos que quedan de pie en las ruinas del convento, para permitirme ver con claridad a sus moradores permanentes.